Exterogestación es un concepto que me hubiese gustado conocer desde mucho antes, al menos durante mi embarazo para prepararme mejor para esta etapa. Sin embargo, gracias a la crianza con apego, hemos tratado de mantenernos mamá y bebé siempre cerca, lactando, mamando, acurrucándonos, conectándonos y abrazándonos. Esto me ha permitido reconocer que a pesar de no tener conceptos en la cabeza, lo que tenemos es instinto y es lo que cuenta.
Nuestra especie ha ido evolucionando desde hace miles de años. Así, el cerebro humano se fue desarrollando hasta llegar a un mayor tamaño. Este proceso evolutivo nos llevó a la necesidad de acortar el tiempo de gestación en el útero, pues el tamaño de la cabeza humana era mayor al que podía ser tolerado por el cuerpo de la madre para dar a luz. Es por esto que el bebé recién nacido es aún inmaduro y tiene que completar el proceso de gestación en brazos de la madre como otros animales (canguros, monos, koalas). El tiempo varía dependiendo de la especie.
Los humanos necesitamos ser llevados en brazos, como otras especies
Si comparamos al ser humano con los monos, estos nacen con un promedio del 50% de su cerebro adulto mientras que los humanos nacen con sólo el 25%. Para que un recién nacido humano alcance el estado de desarrollo de un mono recién nacido, la gestación total debería ser de unos 21 meses. A pesar de que los monos desarrollan más rápido su cerebro, permanecen en constante contacto con su madre hasta que finaliza la lactancia, en un período de alrededor de 3 años a más.
Esto explica la necesidad natural de la cría humana de permanecer cerca del cuerpo y en brazos de su madre, siendo esta la etapa más importante para el desarrollo de su cerebro. La necesidad de estar cerquita tanto bebé como madre lo sabemos de manera intuitiva, apenas sale del vientre, ambos tenemos solo la intención de acercarlo al pecho de mamá donde obtendrá seguridad y abrigo. La “gestación externa” dura unos 9 meses, igual que el período de gestación en el vientre. Por esto la definición de “9 meses dentro y 9 meses fuera”. Que se completan y coinciden con el momento en que el bebé puede empezar a trasladarse por sí sólo con el gateo. Esta es una etapa de total impacto en el desarrollo físico, emocional y psicológico del bebé que ha asegurado la supervivencia de nuestra especie.
Si bien es cierto, en otros países del mundo se mantiene como regla llevar a los bebés en brazos y pegaditos al cuerpo de la mamá, en culturas de occidente como la nuestra, esta manera de llevar a los niños hasta ha sido calificada de negativa. Todos recordamos a la abuela diciendo que se le va a malcriar si se le mantiene mucho rato en brazos. Y por suerte, hoy sabemos que no es así, que es una necesidad, es un acto natural.
Y si te sientes mal por querer llevar a tu bebé en brazos y no soportas el cansancio y el dolor en la espalda, te traigo la mágica respuesta a tus dolores, la respuesta que me salvó a mí: usa un portabebés. De estos hay varios tipos, tamaños, colores y materiales. Básicamente son las telas que se acomodan perfectamente al cuerpo para llevar al bebé pegadito de manera ergonómica, sin afectar su postura natural (evitemos la displasia de cadera) y sin afectar nuestra espalda a diferencia de los canguros comerciales. Los portabebés vienen a ser una de esas cosas de sabiduría ancestral que debemos rescatar por el bien de mamá y bebé (papá también).
Ya no hay excusas para dejar de llevar a tu bebé cerquita. Mamá y papá (abuelos y cuidadores más cercanos también) son bienvenidos a llevar en brazos al pequeñito de la casa que está loco por conocer este mundo y sobre todo que necesita ahora más que nunca sentirse seguro, abrigado y muy amado.
Si llevas a tu bebé contigo, ¡llevas a un bebé feliz!
Mimando Ando … porteando!!!
*Fuente datos: www.kangura.com
mimandoando.wordpress.com 